Permacultura. Cap a una cultura d'allò permanent. Hacia una cultura de lo permanente.

27.01.2019

Adriana Haydé Golia, pratenca d'adopció i presidenta de l'Associació de Permacultura ATTA, ens explicarà què és la Permacultura i perquè cal dirigir-nos cap a una cultura que prioritzi allò permanent.

Permacultura viene de la palabra inglesa Permaculture. "Permaculture" a su vez es un portmanteau de dos palabras "Permanent Agriculture" es decir agricultura permanente. La primera vez que se empleó esta palabra fue en 1978. En ese momento el concepto de permacultura no era tan amplio como lo es ahora.

Posteriormente se extendió la idea de agricultura permanente a la de cultura permanente ya que muchos consideran que no se puede llegar a un sistema de vida sostenible sin considerar otros aspectos como los sociales, políticos y económicos.

La permacultura, pues, es mucho más que una técnica de agricultura: es una filosofía, una forma de vida y un sistema de diseño que intenta ser sostenible y garantizar la continuidad de los recursos naturales.

A mediados de la década de los años setenta, en 1978, dos australianos, el doctor Bill Mollinson y David Holmgren, a quien se le atribuye el primer uso de la palabra permacultura, publicaron el libro Permacultura One. Tras el inmediato impacto a nivel mundial de l a obra, en los años ochenta la permacultura pasó de ser un diseño de sistemas agrícolas a ser un proceso de diseño más plenamente holístico para crear sistemas humanos sostenibles.

Holmgreen detalla en su libro los tres pilares éticos en los que se basa la permacultura:

El primero es el cuidado y conservación de la tierra: es el primero de los tres pilares ya que se considera que para que la vida se desarrolle adecuadamente requiere de una tierra fértil. Además, Nuestro planeta es un conjunto de sistemas complejos, interdependientes, en proceso de evolución y fuera de nuestro entendimiento completo.​ Todas las especies, todos los procesos, todos los elementos tienen un valor en sí mismo, más allá de su valor económico o funcional para el ser humano.

El segundo, el cuidado de las personas: se trata de garantizar que cada ser humano pueda tener acceso a lo que necesita para vivir. Aquí se hace evidente la relación entre la libertad y responsabilidad. Para garantizar el derecho de diseñar libremente el uso de los recursos básicos, es necesario llegar a un equilibrio entre las necesidades individuales y comunes.

Para tener la capacidad de contribuir con el bien mayor, uno debe estar sano, fuerte y seguro. Visto desde esta perspectiva, el principio significa: Cuidarse a sí mismo, a los seres queridos y a la comunidad.

Y el tercero, el reparto justo: intenta garantizar la continuidad del ciclo evitando el acaparamiento de recursos y asegurándose de que los residuos se reutilizan de manera adecuada.

Este último punto, ha sido motivo de profunda reflexión, ya que contemplando estas bases éticas en un marco global y según especifica el propio Holmgreen, en dicho reparto se deben incluir todas las formas de vida del planeta, no sólo la humana.

Holmgreen, a partir de estas bases éticas, define doce principios.

El primero. Observar e Interactuar. El segundo. Captar y almacenar la energía. El tercero. Obtener un rendimiento. 4. Aplicar la autorregulación y aceptar la retroalimentación 5.- Usar y valorar los servicios y recursos naturales. 6.- Dejar de producir residuos. 7.- Diseñar desde los patrones hacia los detalles 8.- Integrar más que segregar. 9.- Usar soluciones lentas y pequeñas. 10.- Usar y valora la diversidad. 11.- Usar los bordes y valorar lo marginal y el 12.- Usar y responder creativamente al cambio.



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